La activista, periodista y defensora de los derechos de mujeres e infancias en Afganistán, Malala Maiwand, fue asesinada el 10 de diciembre en Jalalabad (Nangarhar), según informó el gobierno afgano, cuando salía de su casa en dirección a la radio televisión donde trabajaba.

La activista fue sorprendida por un grupo de hombres armados que abrieron fuego en un tiroteo en el que, a parte de la activista, también falleció su conductor, Mohammad Tahir. Tras lo ocurrido, una filial del grupo terrorista del Estado Islámico (ISIS) ha reivindicado el atentado.

El presidente de FxJ, José María Tomás i Tío, ha querido hacer público la condena por estos hechos: “A la gravedad del asesinato se une la cobardía de hombres que tienen que hacer grupo y armarse contra una mujer indefensa que solo defendía los derechos de las mujeres”.

La Fundación por la Justicia (FxJ) trabaja por la promoción y defensa de los Derechos Humanos y, fiel a su lema – “Queremos la Paz. Trabajamos por la Justicia” –, quiere denunciar el asesinato de Malala Maiwand. La fundación considera que, en los tiempos que corren, es incomprensible e impensable como un grupo de hombres armados pueden acabar con la vida de una activista por luchar día a día por los derechos de las mujeres y la infancia en Afganistán.

Ante la situación actual, FxJ defiende que la defensa de los Derechos Humanos no solo tendría que ser una labor de aquellos países más desarrollados, sino que debería de ser una tarea promovida por todos los gobiernos. La fundación considera que la defensa de los DDHH debe ser obligatoria sin reserva en todo el mundo porque es un bien universal.

Con este ataque, ya son tres los asesinatos de periodistas desde el mes de noviembre. Afganistán es considerado uno de los países más peligrosos para el ejercicio del trabajo del periodista, según el informe de Reporteros Sin Fronteras, y ocupa el puesto 122 de 180 en la clasificación mundial de países peligrosos contra la libertad de prensa 2020.