La sociedad civil, reunida en este Manifiesto con el listado de organizaciones, asociaciones e instituciones, así como de particulares que lo aprueban, expresa su hartazgo ante las mentiras, los bulos y la desinformación que parecen haberse adueñado del espacio comunicativo. Una práctica que, en décadas recientes, en la sociedad digital y en un contexto de polarización política y de nacionalismo exacerbado, se ha convertido en una industria que recorre el planeta y que es utilizada en las redes sociales y en la vida política de manera sistemática. Pretendemos establecer una corriente de opinión que surja del seno de la ciudadanía organizada, que frene la creciente ola que invade, desde las redes sociales y otros espacios, por su alcance y tamaño, hasta el mismo debate político.

Somos conscientes de que estamos sometidos a una autentica pandemia de mentiras, una catarata constante de supuestas noticias que no lo son, falsedades vendidas como auténticas, y que cumplen aquello que define claramente al engaño: decir, inventar, trasladar algo que no es cierto y hacerlo con una intención determinada. Somos conscientes de la dificultad que entraña la extraordinaria potencia de la tecnología, poseedora de una capacidad de difusión y multiplicación infinita, a cuya generalización se le otorga una falsa apariencia de verosimilitud. Como ya establecieron los padres del nazismo, una mentira mil veces repetida se convierte en verdad. Otro engaño porque, en realidad, esa mentira mil veces repetida se multiplica en otras mil mentiras reproduciéndose ad nauseam.

La sociedad civil organizada debe ejercer responsabilidades que no se limitan tan solo a cuestiones tradicionales. Los nuevos retos nos dirigen hacia nuevos territorios. Una de sus funciones debería ser la de fortalecer el dialogo y la comunicación, basado en evidencias y en hechos, para crear una ciudadanía robusta y proteger a las personas mas vulnerables. Los medios de comunicación tradicionales han sido, y deben continuar siendo, pieza clave en una sociedad democrática al informar y generar opinión. Como parte de un estado de derecho están sometidos a una serie de controles y de condicionantes de tipo legal, que han demostrado su eficacia para garantizar la libertad de prensa y, a la vez, ofrecer la salvaguarda de los derechos individuales a la libertad de expresión y publicación.

La realidad del momento actual hace necesaria una coexistencia, en igualdad de condiciones, entre las formas tradicionales y las nuevas estrategias de comunicación. Consideramos indispensable, por lo tanto, que se regule un marco común para el trabajo de los medios de comunicación. Para ello es indispensable la aplicación y cumplimiento del Reglamento del Parlamento y del Consejo Europeo 2024/1083 aprobado el pasado año. Los medios más recientes son los más vulnerables al riesgo de la desinformación. Las plataformas de mayor uso están colonizadas por rótulos sensacionalistas que, en numerosas ocasiones, solamente buscan titulares de cebo o conseguir clickbaits a través de datos no contrastados. Se convierten así en fuente de desinformación constante, sobre todo en determinados grupos poblacionales que los utilizan como único canal de comunicación.

Desde la sociedad civil organizada, hacemos un llamamiento general a la unidad frente a este tipo de amenazas, procedentes de organizaciones y anónimas estructuras de poder sin escrúpulos, que socavan derechos que han costado muchos años de conseguir. Por todo ello, proponemos una serie de acciones para hacer frente a esta situación:

No participar en ninguna cadena de bulos ni en medios que los difundan
Denunciar a todos los medios y publicaciones que se basen en mentiras
Realizar pedagogía sobre los riesgos que supone difundir informaciones no veraces o contrastadas
Ofrecer fórmulas para evitar o minimizar las consecuencias de las mentiras

Sabemos que estos compromisos suponen solamente el inicio de una larga travesía que no resultará fácil. En cualquier caso, el esfuerzo merece la pena al convertirse en tarea colectiva. No olvidemos que la fuerza que proporciona la unidad de la ciudadanía le otorga una legitimidad para construir una sociedad mejor y más libre, en la que los derechos del cuerpo social no sean suplantados por las mentiras e intereses de organizaciones que pretenden alterar la democracia y la convivencia en beneficio propio.

Firma el manifiesto